Tips para escritoras: cómo superé mi bloqueo creativo

«Escribir sobre el bloqueo del escritor es siempre mejor que no escribir», afirmó en su día Charles Bukowski en su libro «Poemas de la última noche de la Tierra». Y es que, ¿a cuántas no nos ha pasado, en algunos (o varios) momentos de nuestra vida, que de repente no nos fluyen las palabras?

Sin ir más lejos, hace exactamente dos años tuve uno de mis mayores bloqueos creativos. Quería escribir, pero, simplemente, no podía hacerlo. Me sentía seca y vacía, carente de todo fluir. Hace unas semanas, incluso, sufrí también un pequeño lapsus, debido en esta ocasión al estrés y la romantizada «vida todoterreno» (que está muy bien en ocasiones, pero es la mayor enemiga del arte).

¿Cómo consigo superarlo siempre?

Me arrojé a las entrañas del mundo

Que es la forma poética de expresar que salí de mis cuatro paredes. El aire fresco siempre sienta bien y, aunque me encanta crear desde mi antiguo escritorio, a veces hay que cambiar las vistas. Por ejemplo, paseando por el parque, desayunando en una cafetería tranquila o conversando con una de nuestras personas descubrimiento (esos seres de luz que siempre iluminan nuestros días).

Dejé que la tinta fuera una prolongación de mi dedo

¿Sabes lo que es la escritura terapéutica? Cuando una sufre un bloqueo, a veces -y paradójicamente- lo único que necesita es ponerse a escribir. En mi caso suelo practicar un ejercicio que me enseñó un amigo actor de teatro que consiste en coger un papel en blanco y empezar a escribir todo lo que se me pasa por la cabeza, en un juego de improvisación, de forma seguida y sin tachar absolutamente nada. Es sorprendente todo lo que sale de ahí.

El mundo es aquí y ahora

Es decir: que dejes de lado las redes. Al menos por unos días. La inspiración casi nunca suele estar en el plano virtual. Quizá por eso soy incapaz de leer un libro en formato digital. A mí me gusta palpar, subrayar, anotar, oler, tocar.

Le puse banda sonora a mi vida

O, más concretamente, al momento exacto en el que me encontraba, como si se tratara de una película. ¿Qué canción tienes en bucle? ¿Qué playlist no puedes dejar de escuchar una y otra vez? Practicar el resto de las disciplinas artísticas (como es en este caso la música) puede ayudarnos a salir de nuestra espiral.

Foto de portada por Jen P. en Unsplash

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